lunes, 24 de diciembre de 2007

El tráfico navideño

NADA MÁS ADORABLE que la Navidad y nada más detestable que el ambiente navideño: los villancicos, comer panetón y tomar chocolate con este calor tan pegajoso, los taxistas usureros que te quieren cobrar 20 soles por sacarte del centro.

Nada más odioso que el miedo de salir a la calle a sabiendas de que los ladrones ambicionan tu gratificación, y encima ver la cara de satisfacción de la gente que sale de Hiraoka cargando enormes cajas de televisores mientras uno camina hacia el paradero del micro masticando la derrota, apenas consolado con la esperanza de un pandero que nunca terminará.

Pero lo más detestable de todo el es tráfico navideño, esas colas interminables de carros que atiborran incluso las calles más desoladas y que avanzan a paso de procesión. Los taxis se agolpan en triple fila frente a la puerta de cualquier tienda y la señoras conducen mientras hablan con celular y miran con atención todos esparates que se encuentren por el camino. Súmele a eso una la acostumbrada proliferación de conductores con demasiados piscos sours encima -esos que salen de los almuerzos navideños que suelen organizar los trabajos- y la combinación pasa de ser estresante a francamente peligrosa.

Por eso yo, que adoro la Navidad pero detesto el espíritu navideño, daría cualquier cosa por pasarla encerrado en mi casa, aunque eso me obligue a consumir cantidades industriales de pavo, chocolate y panetón. Igual, ya me hice la idea de que eso es sencillamente imposible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja eres un amigo imaginario???/ vives en la mansion foster para amigos imaginarios??? y bueno ps no queda otra que sumarse la espiritu navideno a pesar d elos inconvenientes que mencionas...que la hays pasado bien